
🔸 Consagró a once nuevos presbíteros para la Diócesis de Roma.
#ROMA | En una solemne celebración en la Basílica de San Pedro, el Papa León XIV presidió este sábado la Misa de Ordenación en la que consagró a once nuevos presbíteros para la Diócesis de Roma. “Hoy es un día de gran alegría para la Iglesia”, expresó el Pontífice al dirigirse a los ordenandos, sus familias y sus compañeros de camino.
Durante su homilía, el Santo Padre subrayó que la identidad del sacerdote está profundamente unida a Cristo, “sumo y eterno sacerdote”, y recordó que su misión es inseparable del pueblo de Dios. Citando el Concilio Vaticano II, destacó la importancia de mantener viva la conciencia de pertenencia en un tiempo donde el sentido de Dios parece debilitarse. “Ustedes son testigos de que Dios no se ha cansado de reunir a sus hijos”, afirmó.
El Papa instó a los nuevos sacerdotes a vivir su vocación dentro de la realidad concreta del mundo, sirviendo sin aislarse ni considerar su ministerio como un privilegio. “Son personas reales las que el Padre pone en su camino”, dijo, llamándolos a estar presentes en medio del pueblo.
Refiriéndose al gesto central de la ordenación, la imposición de manos, el Pontífice lo describió como una “transmisión del Espíritu creador” que injerta a los nuevos sacerdotes en la misión de la Iglesia, unida a la esperanza del Reino de Dios.
También animó a los ordenandos a contribuir en la reconstrucción de la credibilidad de la Iglesia, siendo testigos auténticos ante una humanidad herida. “Todavía no somos perfectos, pero es necesario ser creíbles”, señaló.
Finalmente, el Papa León XIV agradeció a Dios por el don de las vocaciones presentes: “Les damos gracias y damos gracias a Dios que los ha llamado al servicio de un pueblo totalmente sacerdotal. Juntos, unimos el cielo y la tierra”.
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