Cuatro usuarios de las Visión Pro cuentan sus cinco meses con ellas: tecnología del futuro, limitaciones del presente

Marc, Daniel, Alexis y David fueron quienes apostaron por este producto desde el principio. Cinco meses después nos hablan de su experiencia con ellas.

 

Cuando Apple anunció las Visión Pro, junio de 2023, muchos empezaron a hacer hucha y sitio en el despacho para afrontar su compra. No llegaron al mercado hasta febrero de 2024, y solo lo hicieron en Estados Unidos.

 

Por supuesto, no solo gente de allí las compró: muchas personas viajaron desde otros países para hacerse con ellas o tiraron de recursos para conseguir que un juego les llegara a casa.

 

Hoy hemos hablado con cuatro de estos early adopters para entender cómo usan sus Visión Pro cinco meses después y si ha cumplido o no sus expectativas.

 

Marc Alonso es de Barcelona, tiene 48 años y es responsable de comunicación y contenido en Rosellimac, distribuidor premium de Apple.

 

Fue uno de los primeros en comprarlas y lo hizo en la Apple Store de la 5ª Avenida de Nueva York. Durante la cola le estrechó la mano a Tim Cook y consiguió que le firmara la caja, que pasó a convertirse en una reliquia para él y algo que transformó la que ya iba a ser una experiencia memorable.

 

“Al principio el hype estaba por las nubes”, explica Marc. “Las he estado disfrutando mucho, de hecho es uno de los productos que más he disfrutado, casi al nivel del iPhone. Pero siendo honesto, ese hype ya me ha bajado y las estoy usando bastante poco”.

 

Alonso explica que usa las Visión Pro principalmente para trabajar, pero encuentra dificultades para integrarlas en su rutina diaria. “Tengo muchas reuniones por videollamada en el día a día, y entrar a una con las Vision Pro puestas… no lo hago, llama mucho la atención, no lo veo apropiado”, añade.

 

Cuando alguien accede a una videollamada con las Visión Pro puestas, lo que ven el resto es su recreación digital, una representación lograda que no deja de flirtear con el valle inquietante.

 

Daniel Sánchez, madrileño de 40 años, es comercial de electrónica de consumo especializado en Apple. Tan especializado que dirige un podcast coral sobre la marca, Manzanas Enfrentadas.

 

Él tenía grandes expectativas porque ya era usuario de la realidad virtual, además de seguidor de Apple, así que consiguió que una familiar que iba de viaje a Estados Unidos en esas fechas se las trajese.

 

Sin embargo, Sánchez admite que el uso que da al dispositivo no es tan frecuente como esperaba: “No las uso todos los días, sino dos o tres veces por semana. Estoy muy al tanto de lo que se puede hacer con ellas, y si algo me parece llamativo, enseguida lo pruebo”.

 

Uno de los aspectos que más valora Sánchez es su alta calidad audiovisual. “En ese campo no hay rival para ver contenido con una calidad y un sonido que prácticamente simula una sala de cine”.

 

Alexis Espinosa, médico pacense de 39 años aunque residente en Cádiz, compró las Visión Pro en el mercado de segunda mano español, apenas un mes después del lanzamiento en Estados Unidos. Su experiencia está siendo positiva, sobre todo en el ámbito multimedia: “Series y películas, si estoy solo, las veo ahí. De hecho, consumo más series y películas que antes, que si me quedaba solo podía hacer cualquier otra cosa. Ahora lo disfruto más”.

 

Espinosa ha detectado una función que le ha sorprendido gratamente: la visualización de fotos espaciales, un efecto de profundidad que incorpora el recién anunciado visiónOS 2, todavía en beta.

 

“Cuando te acostumbras a ver así las fotos ya no quieres volver a ver fotos planas en el iPad o en la tele. Incluso fotos antiguas, de cuando era pequeño, con ese nuevo efecto en tamaño gigante… Me llego a emocionar al verlas”, relata.

 

Sin embargo, Espinosa también ha encontrado limitaciones en el uso del dispositivo para la productividad. “A veces frustra un poco querer usarlas para algo y darte cuenta de que no es lo óptimo. Ver series y pelis o repasar la fototeca es genial, es fluido, es natural, pero cuando las quiero usar para productividad me genera sentimientos encontrados”.

 

David González, de 43 años, es auditor de sistemas en Alajuela (Costa Rica). Desde allí viajó expresamente a Florida para comprar las Visión Pro el día I. Pese al tiempo transcurrido, mantiene su entusiasmo: “Cada vez que las uso encuentro algo nuevo, distinto, una nueva app, una nueva función”.

 

No obstante, reconoce que el uso que le da es menor del que esperaba, aunque lo naturaliza. “Para un dispositivo tan caro, debería usarlo más. No es algo como el iPhone, que forma parte de mi vida. Requiere que me siente y me aisle por un tiempo. Se reduce a mi tiempo libre”.

 

Un tema recurrente entre los entrevistados es la dificultad de usar las Visión Pro en entornos sociales o, sobre todo, familiares. Alonso comenta: “No vivo solo, tengo mujer e hijos. Por más que digan que no te aísla, la imagen que das en casa es de que estás a tu rollo. No es el ejemplo que quiero dar a mis hijos, aislarme cuando estoy con mi familia o con otras personas”.

 

Sánchez coincide: “Aunque seas muy freak de las Visión Pro, si estás conmigo, estás conmigo, no con las Visión Pro. Suponen una barrera. y eso hace que no las use en esos ambientes salvo que las necesite para algo concreto. Y eso pueden ser cuatro noches al año”.

 

Espinosa añade: “Mi mujer se molesta si las uso estando con ella. Por muchos ojos que intente recrear su pantalla externa, es muy excluyente. Quizás es algo cultural y en un tiempo cambie, pero de momento es así”.

 

Pese a estas limitaciones, todos ven potencial futuro en este dispositivo, o al menos en su concepto. González concluye: “Soy comprensivo, esto va poco a poco, es una nueva categoría para Apple y lleva tiempo que lleguen más funciones y aplicaciones. Es normal. Ahora estoy emocionado con visiónOS 2, tengo ganas de poder instalarlo”.

 

Las experiencias de estos cuatro early adopters reflejan un entusiasmo inicial que ha ido moderándose con el paso del tiempo. Aunque todos aprecian las capacidades técnicas y la calidad de las Vision Pro, encuentran dificultades para integrarlas plenamente en su vida cotidiana, especialmente en entornos sociales.

 

Sin embargo, mantienen la esperanza de que futuras actualizaciones y desarrollos amplíen las posibilidades del dispositivo y justifiquen su alto precio.

 

 

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