Ante más de cinco mil niñas, niños y jóvenes, la bailarina Elisa Carrillo, encabezó una clase masiva que hizo historia en el Zócalo de la Ciudad de México, dentro del Festival Tiempo de Mujeres
Poco más de cinco mil niñas, niños y jóvenes se pusieron en puntas y agitaron los brazos para expresar su amor por la danza. Sus ojos, llenos de brillo e ilusión, no perdieron detalle de las rutinas propuestas por Elisa Carrillo, prima ballerina del Staatsballett de Berlín, y se dejaron llevar en una marea de baile y ritmo durante la clase masiva que la bailarina encabezó ayer en el Zócalo de la Ciudad de México.
Una de las primeras niñas en llegar a la explanada fue Katerin Cervantes Aguilar, de 13 años, quien arribó desde Tampico, donde estudia danza. “Me gusta mucho el ballet y mi ilusión es conocer a Elisa Carrillo”, expresó antes de ingresar a las barras.
Otra más que estaba en primera fila fue Itzel Martínez, de 15 años, también proveniente de Tampico, y quien se quedó con sus tíos en la capital. “Estoy emocionada, ya quiero que empiece la clase”, dijo, mientras hacía un poco de calentamiento.
Elisa Carrillo llegó puntual y al ver la energía de aquellos niños su corazón se encogió un poco, llevó las manos al pecho, miró la bandera y en segundos transformó el centro de la capital en una gran sala de ensayos, donde coincidieron cientos de bailarines de entre seis y 20 años, provenientes de Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo y muchos de la CDMX.
Mi querido México, mi patria, mi tierra, no se imaginan lo feliz que estoy de poder estar aquí en esta bella mañana”, expresó Carrillo mientras los pequeños aplaudían y gritaban con la emoción de quien ve una estrella de rock.
Qué belleza tener esta bandera bailando junto a nosotros, con esos colores maravillosos. Para mí, este día es especial porque la danza me ha transformado y yo deseo que hoy podamos crear magia; quiero tener la oportunidad de que el ballet nos dé otra forma de vivir”, dijo mientras invitaba al escenario a siete bailarines de la Compañía Nacional de Danza (CND).
La función inició con un calentamiento básico y durante cerca de 90 minutos realizaron todo tipo de ejercicios al ritmo de Recuerdos de la Alhambra, de Francisco Tárrega; Bésame mucho, de Consuelo Velázquez, y Cielito lindo, de Quirino Mendoza, interpretadas en vivo por la pianista Nodira Burchanova.
La bailarina explicó a su audiencia las diferentes escuelas de ballet (cubana, francesa, inglesa) y se inclinó por el Método Vaganova, definido como el más riguroso del orbe.
Hacia el final de la clase, Elisa mostró su potencial creativo e interpretó Multiplicidad, formas de silencio y vacío, de Nacho Duato, con el bailarín Mikhail Kaniskin, pieza contemporánea que, ante el clamor de los infantes, transformó el cuerpo de Elisa en un violonchelo humano.
Para cerrar, Carrillo montó una pequeña coreografía en la que los movimientos indicaban una narración que podría resumirse así: ‘Mi corazón te lo entrego, nunca te olvidaré y debajo de esta hermosa cascada de agua fresca, como un recuerdo, te llevaré en mi corazón’.
El evento concluyó con la felicitación de Martí Batres, jefe de Gobierno capitalino, quien afirmó: “Tenemos conocimiento de que en el mundo jamás se había dado una clase masiva como ésta”, ante la euforia de niñas y niños, mientras la bailarina alzaba los brazos en señal de triunfo y se despedía con la esperanza de volver a una segunda función.
Es un día inolvidable para mí y quiero decirles que el arte puede transformarnos como sociedad, como seres humanos, que no se olviden de permitir que el arte y la belleza de la danza formen parte de su vida… La vida está llena de sueños y lo más importante es luchar por ellos día a día, trabajar, tener disciplina, pero hacerlo siempre con el corazón”, expresó Elisa antes de bajar a firmar autógrafos y tomarse la selfie con sus seguidoras.
Al final de la clase, Pamela Ordavilleta, de 16 años e integrante de la Academia de Ballet de Coyoacán, manifestó su alegría por lo vivido.
Sentí un orgullo y súper bonito, porque ves a tu ídola bailar, que te da una clase y el ver a todas estas personitas bailando fue muy bonito. Y verla siempre me inspira y me anima a bailar en otros lugares y a ganar premios”, expresó.
También habló Eliot Rosas, de 17 años, quien venía de la misma academia: “La verdad no me esperaba que este evento fuera tan grande, pero sí me gustó mucho y me resultó muy inspirador ver a Elisa Carrillo al ver cómo bailó e interpretó su pieza contemporánea… A mí me gustaría continuar con una carrera para dedicarme profesionalmente al ballet”, aseveró.
DISFRUTAR LA EXPERIENCIA DE LA DANZA
Después de la adrenalina, Elisa Carrillo dijo: “todo fue un sueño y aún tengo que digerir lo que pasó”.
¿Cómo describiría el momento?, se le preguntó. “En la mañana tuve oportunidad de caminar, ver todo, y estaba que no lo podía creer; es el lugar donde a veces íbamos de niños a ver el Grito (de Independencia), y de repente estar parada en el escenario… sientes la energía, todo es mágico.
Sí, te impone. En la mañana no sé si eran nervios, pero me emocioné y quería llorar, no podía creer que se iba a hacer esto, porque hay sueños que uno tiene y que tal vez están guardados; es bonito soñar”.
¿Había alguna responsabilidad? “Quería que todos disfrutaran esta experiencia y que les dejara algo, tal vez haya personas que digan que para ellas no es (importante) el ballet, pero se dieron la oportunidad de abrirse, de intentarlo y eso es algo lindo; puede ser que la forma en que la gente ve la danza cambie, y eso, quizá, pueda ayudar a que haya más público en acudir a este tipo de espectáculos.
Porque la danza en el país necesita de mucho apoyo, también de parte de la iniciativa privada”, concluyó la artista, quien el próximo domingo actuará en Italia y volverá a Berlín.
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