Yeraldine Carrión y el sacrificio que le dio frutos para llegar a la LMS: "Pasaba meses sin ver a mi familia"

Yeraldine Carrión y el sacrificio que le dio frutos para llegar a la LMS: “Pasaba meses sin ver a mi familia”

Inspirada por su padre, la bajacaliforniana ha trabajado fuerte para convertirse en el as de pitcheo de la novena jalisciense

Con el 04 en el dorsal, Yeraldine Carrión ha jugado desde que tiene memoria, lo porta con orgullo desde que inició en el softbol a los nueve años, porque su papá le compartió el número con él que jugaba.

Carrión Barrios, nacida en Mexicali, Baja California, se siente satisfecha con todo lo logrado, tanto de ella como pitcher, como de su equipo, representando a Charros de Jalisco, en la Liga Mexicana de Softbol.

Y como no estarlo, si el pasado martes 12 de marzo comenzó la primera Serie de la Reina en la historia, disputada entre Charros de Jalisco y Sultanes Femenil y ella fue la serpentinera ganadora.

Como líder de efectividad de la LMS, Yeraldine comparte que alguna vez soñó con este proyecto, pero no creyó que se hiciera realidad tan pronto.

Luchadora y perseverante

En el círculo de lanzamiento, mientras prepara el siguiente pitcheo, su semblante es tranquilo, confiesa que en ese momento no piensa nada más que en el juego, procura tener su mente en blanco, por lo que bloquea cualquier ruido del estadio.

“Estoy muy concentrada, creo que por eso me veo seria, analizando a las bateadoras con la ayuda de mi catcher. El primer turno vemos cómo reaccionan ante tal o cual pitcheada, tratamos en su siguiente turno tirarles diferente, lanzarles la pelota teniendo en cuenta lo peorcito que se vieron o con lo que vemos que más batallaron”.
A sus 22 años, Yeraldine se define como una persona que no se rinde, responsable dentro del campo, que siempre trata de sacar lo mejor de ella en cada juego, que es perseverante y lucha por lo que quiere hasta alcanzarlo.

“Estoy súper feliz, ha sido un reto para mí enfrentarme, en esta Liga Mexicana de Softbol, a las jugadoras que han tenido un cambio real, de un nivel amateur a uno profesional”.

¿Tienes algún ritual para entrar al diamante?

Siempre que voy a pitchear un juego, me persigno, en la raya antes de entrar al campo hago una cruz y todo para que Diosito me cuide y me ayude.

¿En qué o en quién te inspiras?

Mi inspiración es mi papá Eduardo Carrión; mis abuelos José Carrión, Teresa Castillo y Obdulia Velázquez; mi familia completa. Gracias a mi papá que casi cumple 40 años pitcheando y a una lesión que tuvo, cuando tomaba sus rehabilitaciones yo lo acompañaba, fue así que estuve más de cerca de él y del softbol, así que desde que era niña no hubo otro deporte. Por eso los momentos que más atesoro son los primeros entrenamientos con mi papá, ya que él se tomaba el tiempo, aunque trabajaba muchísimo, lo veía muy poco, porque de 7 a 13:00 horas iba a un trabajo y luego de 13:00 a 21:00 horas salía del otro trabajo, para estar conmigo y poderme entrenar, eso es lo más bonito que recuerdo.

¿Ahora que recibiste la invitación para jugar en Puerto Rico qué pasó?

Todos en mi familia se pusieron muy contentos, ¡estaban felices!, aunque yo estaba indecisa entre ir o no, ellos me impulsaron para que aceptara la invitación. Me dijeron vete, es una oportunidad que te va a servir porque te dará más experiencia, ellos me dicen siempre que confíe en mí porque saben la capacidad que tengo.

Así que opté por aceptar el reto, voy a conocer algo completamente nuevo, aprenderé de la preparación y la disciplina que tienen en otro país, estoy segura que me adaptaré a todo lo que venga.

¿Qué opinas de las diferencias salariales?

Creo que empezaron bien con lo salarial, a pesar de que somos mujeres, cada institución nos tomó en cuenta y vio el valor realmente que tenemos las mujeres. Espero que siga creciendo y que nos tomen en cuenta igual que en la Liga profesional de los hombres.

¿Qué opinas de los números con los que cerraste la campaña?

La verdad no estaba al pendiente de las estadísticas durante la temporada regular, no sabía cómo iba el standing, pero ahora estoy muy orgullosa, al ver que todos los sacrificios, el esfuerzo y el trabajo que hice desde chiquita han rendido frutos y eso me impulsa a querer seguir y a querer mejorar.

No tuve una infancia normal, como una niña que va a fiestas de sus amigos o convive con su familia, porque yo me la pasaba entrenando o en concentraciones. Hubo un tiempo en que estuve como seis meses sin ver a mi familia, porque me la pasaba en concentraciones y entrenando, yendo y viniendo en diferentes partes de Baja California. Entonces siento que esos sacrificios por fin rindieron frutos.

 

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