En la tranquila comunidad de Epazoyucan, Hidalgo, la triste noticia del fallecimiento de Don Perico, un abuelito de 96 años, conmocionó a sus vecinos.
Sin familiares cercanos, Don Perico había encontrado en sus vecinos una verdadera familia, quienes lo acompañaron en su humilde vivienda hasta el final de sus días.
Lamentablemente, cuando enfermó, los esfuerzos por obtener ayuda médica resultaron infructuosos y, tristemente, falleció sin recibir la atención que merecía.
Ante la ausencia de protocolo y ayuda institucional, la comunidad de Epazoyucan se unió de manera conmovedora para rendir homenaje a Don Perico.
Encabezados por Lupita, una vecina cercana y amiga del anciano, decidieron utilizar el dinero de su pensión del bienestar, que él había confiado a Lupita, para su funeral.
Con gran solidaridad y respeto, organizaron cada detalle del servicio funerario, desde la compra del ataúd hasta la construcción de su tumba, demostrando así el amor y la preocupación que sentían por su vecino y amigo.
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