La cosmovisión indígena continúa su bordado… Textiles y objetos de fiestas tradicionales ya se encuentran en dos salas etnográficas del Museo Nacional de Antropología.
“Que dejen de ser los pueblos un objeto de estudio para tener voz propia, para tener no una museografía en el pasado, sino una museografía viva, donde ellos mismos representan quiénes son, donde se sientan dignamente representadas las culturas de México”, señaló Alejandra Frausto, secretaria de Cultura, en el evento de inauguración.
Una de las salas del Museo está dedicada a las fiestas populares indígenas, ahí hay más de 800 objetos. En la otra sala hay 512 textiles de Pueblos Originarios y comunidades afromexicanas.
Teresa Lino es maestra artesana de Hueyapan, Puebla. Su comunidad está representada con un textil. Ella misma explica su significado:
“Este bordado es el que nos da respeto, confianza, participación. Cada bordado tiene algo que a nosotros nos identifica y nosotros nos identificamos dentro de los bordados”.
También es posible apreciar vestimenta tradicional del Itsmo de Tehuantepec en Oaxaca, trajes tradicionales de una boda en Zinacantán, Chiapas, ropa bordada de la cultura Wixarica o un enorme lienzo de Tenango, Hidalgo.
Hay piezas como telares de pedal, telares de cintura y muñecas purépechas, tenék, chamulas y zapatistas.
El artista oaxaqueño Filogonio Naxin destaca la importancia de estas nuevas salas: “Somos parte de esto, esta es nuestra historia que nos va a llevar al futuro, se va a cuestionar si realmente existieron 68 lenguas y que realmente vivieron personas que eran creativos, desde su imaginario, desde la colectividad, desde su textil, su imaginación, su lengua, su forma y su tradición”.
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